Matrimonios

Publicado el 06 octubre 2014 | por Matrimonio y Familia

Cada ocasión es una oportunidad

“Este sí que habla con autoridad…..” esto decía la gente que escuchaba a Jesús: su reacción era de sorpresa agradecida ante un nuevo modo de hablar y vivir que respondía al deseo más profundo del corazón humano.

Cada vez que leemos este  pasaje del evangelio nos sentimos cuestionados en el don precioso de la vocación educadora propia de la paternidad: La autoridad, cualidad propia de “el que hace crecer”. Recordamos los últimos días de verano, de alegría y de descanso, pero también del desgaste propio de la intensificación de la convivencia que, despojada de espacios y rutinas propias del curso escolar, se centra en el núcleo familiar en un amplio tiempo libre. ¿Y que vemos? Momentos en los que hemos corregido con excesiva dureza a algún hijo; acciones que he contemplado con impaciencia, con poca misericordia ante la lentitud, la torpeza, el olvido de alguna obligación; respuestas llenas de ira ante alguna norma incumplida; el recuerdo constantemente de lo que hay que hacer, lo que falta por hacer, lo que está mal hecho. “Recoge el cuarto, acaba el plato, date prisa, que desastre, te toca hacer…” Os suena ¿verdad?

Y nos preguntamos ¿Quién se lleva lo mejor de los padres? Muchas veces guardamos para el trabajo, o para los amigos la mayor creatividad ante las situaciones, la simpatía en la relación la alegría en las dificultades, el respeto al pedir, la prudencia al expresar una crítica y para nuestros hijos y entre los esposos queda la rutina, la queja, el grito o la ironía. ¡Con todo lo que les queremos!   ¡Si vivimos para ellos! A veces les expresamos nuestro amor en un ejercicio de autoridad débil o equivocada, que nos hace sufrir.

Más allá del ajetreo de los nuevos libros, uniformes, materiales, extraescolares…este curso abre para nosotros un tiempo nuevo de oportunidad para aprender a ser mejores padres del Maestro que enseñaba con autoridad. Él nos dará “razones para vivir”.

El evangelio nos educa a los padres, educadores y maestros  ofreciéndonos un modo de corregir, centrándonos en lo esencial, nos dará como criterio el mandamiento de un amor como el suyo, nos llamará a ser comunidad de amor y vida.

¡FELIZ CURSO 2014-2015!

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