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Publicado el 24 marzo 2020 | por Arturo García

¿No ardía nuestro corazón?

¡Quién nos iba a decir hace solo unas semanas que estaríamos viviendo esta situación! De repente han cambiado nuestras rutinas y nuestras prioridades. Debemos permanecer en nuestros hogares y seguir las recomendaciones de las autoridades y eso implica no pocos cambios y renuncias. Todos tenemos que readaptarnos a esta nueva realidad. Lo más probable es que haya cambiado nuestra forma de trabajar o incluso, lamentablemente, alguno haya  perdido el trabajo. Los niños también lo acusan y muchos padres hacen malabares para compaginar su actividad laboral desde casa –en el mejor de los casos– con el seguimiento de las actividades de los niños y la organización del hogar.

Eso conlleva a que en ocasiones nos sintamos mal y queramos notar la cercanía de los nuestros. Por ese motivo, no son pocos los que cada noche han descubierto las videollamadas para poner en contacto a los nietos con sus abuelos. Y en nuestros grupos de chat de amigos y familia podemos encontrar siempre algo de conversación y, por qué no decirlo, algo de buen humor para sobrellevar las horas que, a veces, se hacen muy largas.

También es importante sentir cerca a nuestra comunidad en estos momentos. Desde que se aplicaron las primeras medidas de confinamiento en casa, la parroquia quiso estar cerca de los feligreses ofreciendo la posibilidad de seguir la Eucaristía desde casa por su canal de Youtube. Y no pudo tener mejor acogida. Con más de trescientos cincuenta usuarios conectados podemos afirmar que la Santa Misa dominical es seguida por más de quinientas personas desde sus terminales. Y desde hoy, la retransmisión de la eucaristía será diaria, a las 19’30.

Además, después de las primeras experiencias, el canal autonómico de televisión ofreció la posibilidad al arzobispado de retransmitir la Santa Misa en valenciano, algo que el Cardenal acogió con gran alegría, por lo que dispuso que fuera desde nuestra parroquia cada domingo a las 10’00, algo que ha tenido una gran acogida, ya que incluso se ha hecho eco el diario Levante en este bonito y emotivo artículo de Agustí Colomer (https://www.levante-emv.com/opinion/2020/03/22/missa-com-servici-public/1992504.html) en el que recuerda la importancia de que los cristianos podamos seguir celebrando la Eucaristía.

Es en estos momentos en los que necesitamos dar gracias a Dios por nuestra comunidad. Porque la fe no se puede vivir de manera individual, sino que se vive en comunidad. Y son momentos como estos en los que nos damos cuenta de que la comunidad de la Asunción celebra y ora con nosotros, de que nos acompaña en las celebraciones importantes (en las bodas, en los bautizos, en las solemnidades) pero también en los que son más duros y difíciles.

Estos días hay gente sola en sus casas, hay gente enferma que no puede recibir la visita de sus familiares y amigos. El Señor, por medio de las nuevas tecnologías, sigue acercándose a ellos, sigue haciéndose el encontradizo, sigue explicando las escrituras y sigue partiéndose y entregándose en la mesa del altar.

La retransmisión de estas celebraciones, que se realizan gracias a un gran trabajo de miembros de nuestra comunidad, nos tiene que ayudar a sentir “cómo ardía nuestro corazón al escucharlo”. Y que cuando llegue la Pascua –porque siempre hay una Pascua tras la Cuaresma–  nos ayude a ser como aquellos discípulos que, habiendo descubierto que había resucitado, volvieron de su encierro diciendo “¡Es verdad, ha resucitado!”.

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