Jóvenes

Publicado el 30 octubre 2020 | por Jordi Cerdà

Miércoles de Jóvenes con las Hermanitas del cordero

El pasado miércoles, nos visitaron las Hermanitas y Hermanitos del Cordero y pudimos compartir un rato de oración, así como conocer cual es su carisma y como es su día a día.

Contar con su presencia fue un gran regalo que nos hizo abrir nuestros ojos hacia una realidad muy cercana a la nuestra, pero poco conocida. 

No hay mejor manera para describir lo que sentimos que con algunos comentarios de algunos jóvenes de nuestra parroquia y con los cuales esperamos trasmitir lo que recibimos el miércoles y despertar la curiosidad de todos para conocer a las Hermanitas y Hermanitos del Cordero.

“Me pareció un valiosísimo testimonio de vida entregada a Cristo y me resultó muy impactante conocer la forma en que integran el Evangelio en sus vidas. Además, sentí admiración por la vida de pobreza y mendicidad que llevan. Son ejemplo de la verdadera riqueza que Dios quiere que todos busquemos”

Miguel P

“En el fondo todos somos pobres de algo y necesitamos del otro para saciar esa pobreza”

Pablo P

“El señor se hace presente regalándonos el testimonio de fe de las hermanitas y hermanitos del cordero, quienes se entregan con lealtad al señor confiando en la providencia y en la piedad del Padre. 

Con la Virgen como ejemplo de guardar del evangelio y bajo su manera de acercarse al señor manducando la palabra, nos dan a conocer la fuente que les alimenta y les mantiene firmes en el camino. 

Con su ejemplo de vida sencilla y la mendicidad nos enseñan que todos somos mendigos y necesitamos del otro para poder andar, y el Señor siempre se encuentra a nuestro lado y se manifiesta para apiadarse de nosotros y calmar la sed, ofreciendo aquello que necesitamos para poder seguir en el camino.

Con ello nos muestran que debemos de ser misericordiosos con el prójimo que mendiga pan, acompañamiento, salud o fe, y poder asistirles como el Señor hace con nosotros”

Andrea M

“Me impacto su estilo de vida, vivir en la pobreza”

Javi P

“Conocer a las hermanitas y hermanitos del cordero me hizo darme cuenta de lo afortunados que somos al tener todo lo que tenemos. Ver cómo se refugian en la oración ante las adversidades, su paciencia, su Fe, su amor incondicional a Dios y a los demás, dar todo lo que tienen y recibir la voluntad…

Me impactó ver como a pesar de lo jóvenes que eran, tenían tan claro el camino que Dios les había marcado”

Sara G

 

“A mí me impactó que su forma de alimentarse fuese a través de la mendicidad”

Edu P

“Algo había oído de la comunidad del Cordero, pero nunca me había podido imaginar o plantear cómo era su día a día de mendicidad y pobreza.

Lo que más me sorprendió fue La Paz que transmitían, al hablar, al mirar, al leer… Sin lugar a duda me quedo admirada ante la alegría de vivir de la providencia en pleno siglo XXI (algo que me parece casi imposible) y la adoración tan diferente y bonita que nos regalaron.

Me quedo con las ganas de tener un ratito de oración con la comunidad en sus capillas de Valencia o Navalón”

“El carisma del que fuimos testigos ayer me dejó bastante impactado. No fue solo porque conociéramos una comunidad que vive desde la pobreza, sino que es la viva imagen de ella. Yo no había oído hablar antes de los hermanitos del cordero y saber de gente que deja todo lo que tiene por Dios es algo que llego a razonar, pero es que estas personas a parte se dan completamente a la providencia y a lo que quiera el Espíritu Santo.  Lo que más me sorprendió es su labor apostólica, yendo puerta por puerta pidiendo comida. Yo sinceramente antes de escuchar el testimonio creo que sería de aquellos que no les hubieran abierto la puerta por miedo a que fueran ladrones o por la inquietud de que personas desconocidas entraran en mi casa. Pero ahora que conozco su labor, he descubierto que se alimentan son ciertamente las personas que les dan de comer, porque tienen la oportunidad de poder presenciar la humilde y viva imagen de Jesús en la Tierra. Y bueno, son personas encantadoras y rezan con unas canciones angelicales. En definitiva, si me llama a la puerta un hermanito, yo ya no dudo en abrirle. ¿Y tú?”

Gracias Señor por este regalo.

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